Feb 23, 2007

Amor vacacional (cuando uno está tan al pedo)

Es la fantasía del amor lo que me mata; la cruel duda acerca de su naturaleza en mí. Se hace insostenible pensar solo en patologías, también en naturalidades...
Mi ansiedad, nostalgia, angustia, miedo, frustración y hasta desesperación se ligan a esta fantasía. Lógico que todas estas manifestaciones de mi egohumano se empapan a veces de satisfacción, alegría, espectativa, ternura, cursilería, franqueza y demás manifestaciones atenuantes del dolor, para mí.
En algún momento fue un demonio mediador entre el cielo y la tierra, luego una especie de película proyectada por la enferma psiquis incompleta.
A mí me gustaría que solo tuviera que ver con el placer y con el sueño; es como siempre se me presenta debajo del manto oscuro del trauma.

Ayer volví de unas pequeñas vacaciones en Gualeguaychú.
Me enamoré dos veces.
Una de un muchacho completamente desconocido, pero muy parecido a mi padre físicamente; me enloquecieron sus manos largas y huesudas. El otro tenía cosas en común con un amor platónico anterior, pero a medida que lo invadía con mis interpretaciones compulsivas no podía evitar desligarlo de toda otra cosa. No pude investigar más; no me interesó, no tenía sentido. Solo mirarlo me llenaba; escucharlo hablar era casi un nirvana.
Sí, soy extremadamente exagerada con las emociones. A veces no me soporto.
Hoy me mandó su teléfono, creo que vamos a terminar paseando juntos por el sudeste de la ciudad.
¡Qué incomprensible esta persistente fantasía!
La enorme alegría que siento por ocupar un lugar en sus deseos, me avisa que la tristeza nos va a acompañar en el paseo.

2 comments:

Nurit said...

Con el francés este que te conté que estuve, a mi también me pasó que me di cuenta de que se parecía a mi papá

Anonymous said...

Well written article.